Conceden el tercer grado a tres de los condenados por dar una paliza a dos guardias civiles en Alsasua
Tres de los condenados por la paliza a dos guardias civiles y sus parejas en Alsasua en octubre de 2016 han obtenido el tercer grado, una situación a la que accederán a partir de este mismo viernes.
También ha informado de ello la plataforma que agrupa a las familias de los condenados de Alsasua con un mensaje en Twitter en el que señala que «esta mañana los funcionarios de la cárcel de Zaballa han comunicado a nuestros hijos Adur, Jokin y Oihan la obtención del tercer grado». «En consecuencia, mañana mismo accederán a los permisos correspondientes a su nueva situación penitenciaria», añade el mensaje.
Estos tres radicales, condenados a entre 9 años y medio y 8 años y medio de prisión, fueron quienes recibieron las penas más altas en el caso, en el que fueron condenados otras cinco personas.
El pasado mes de octubre, el Tribunal Supremo rebajó las penas a los ocho condenados, dejándolas en una horquilla de entre un año y medio y 9 años y medios de prisión por los delitos de atentado a agentes de la autoridad, lesiones, desórdenes públicos y amenazas. No se apreciaron delitos de terrorismo.
Amenazas a los guardias civiles
El guardia civil agredido en Alsasua que todavía permanecía destinado en esta localidad navarra tras el ataque de encapuchados proetarras en octubre de 2016 se ha visto obligado a solicitar un traslado, que le ha sido concedido, según ha podido saber en exclusiva OKDIARIO de fuentes del Instituto Armado.
La decisión tomada por el sargento Álvaro Cano y su pareja —también agredida en el episodio del bar Kotxa— se ha producido tras recibir una carta amenazante contra la integridad de su hija, de sólo año y medio de edad, apuntan las mismas fuentes.
Un acoso que recuerda al patrón de odio seguido durante años por la organización terrorista ETA, remitente de misivas intimidatorias contra agentes de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, políticos, empresarios o periodistas, entre otros.
El sargento llevaba destinado en Alsasua apenas 20 días cuando en la madrugada del 15 de octubre de 2016, vestido de paisano, fue objeto de la brutal paliza junto a su compañero teniente y las novias de ambos. Tenía entonces 33 años y ya han transcurrido más de dos.
Hostigamiento
En su declaración en el juicio, en abril de 2018, la pareja del sargento describió lo difícil que seguía siendo su situación en Alsasua. Como residentes en la localidad navarra, dijo que ella y su compañero eran sometidos «a un juicio de valor en el que te sientes la agresora en vez de la víctima». «Vivimos constantemente pidiendo perdón y dando explicaciones», resumió la mujer. El hostigamiento de la ignominia.
Por su parte, el sargento afirmó al tribunal que él estaba «acostumbrado a situaciones violentas, de estrés, por mi trabajo, pero esa situación nunca la he vivido. Temí por mi vida porque estábamos en inferioridad y esa sensación de odio y de rencor que tenían por ser guardia civil no la he sentido nunca», enfatizó.
Cano también relató que la vida de su pareja era «inexistente», limitándose a estar en la casa-cuartel con las mujeres de los otros guardias civiles e ir a hacer la compra una vez a la semana a un supermercado. También dijo que evitaban ir al médico en Alsasua y que lo hacían en un pueblo cercano. Además, contó que al año de la agresión, ella perdió un pecho y tuvo que amamantar a su niña sólo con uno.
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